El ganador partía empatado en el segundo puesto junto al madrileño Julio Moreno y el vasco Íñigo Romero, a tres golpes del catalán Álex Larrazábal, líder después de la segunda jornada.
Romero fue el primero en alejarse de la cabeza, Moreno se mantuvo en la pelea hasta los últimos hoyos y el final se convirtió en un mano a mano entre dos íntimos amigos: »Larry (Larrazábal) ha dormido en casa esta semana y teníamos un pique que apetecía mucho. Yo iba todo el tiempo mirando para atrás, él venía en el último partido y a punto ha estado de meter el putt del 18 para forzar el play-off, que habría sido la experiencia de mi vida», declaraba Carlos de Corral.
»Me ha hecho una ilusión tremenda ganar este Campeonato, había sido segundo un par de veces y le tenía muchas ganas. Y conseguirlo en un campo como Golf Santander significa mucho más. La clave ha estado en no cometer grandes fallos; el primer día hice 9 en un par 3 pero a partir de ahí he cogido calle-green, calle-green… hasta el final. He tenido un poco de suerte, la que le ha faltado a Larry.
No recordaba un campo con greenes tan firmes, duros y exigentes como Golf Santander; es un auténtico lujo y animo a todo el mundo a que lo juegue porque es una experiencia que vale la pena. Hay que ser muy preciso, saber qué banderas atacar y jugar de manera muy inteligente como los grandes torneos.
De este Campeonato de Madrid tengo una anécdota: una de las veces que fui segundo me ganó por un golpe Gonzalo Fernández-Castaño metiéndola con un hierro cinco desde el búnker de calle en el hoyo 16 de Retamares, ¡y mira lo lejos que ha llegado!», recordaba al recibir los dos trofeos que le acreditan como Campeón Absoluto del Abierto de Madrid y Campeón Madrileño.
Carlos de Corral es director deportivo de la Federación de Golf de Madrid y se emocionaba al hablar de lo vivido la semana pasada en el Open de España: »Sólo pude estar los dos primeros días, luego me tuve que marchar al Campeonato Interautonómico Sub. 18 a La Faisanera, que ganó el equipo de Madrid. El jueves por la mañana me emocioné al ver a tanta gente siguiendo a Jon Rahm y a Rafa Cabrera-Bello. Cantidad de padres habían sacado a los niños del colegio como me sacaba mi padre cuando Seve jugaba en Madrid. Jon vive cada golpe que da con una intensidad increíble. Le necesitábamos. Ha llegado en el momento oportuno».
