29 de marzo de 2024

23 F….. No lo esperaba

23 F….. No lo esperaba

Hoy, 23 de febrero, a eso de las 19:30 horas me escribía un buen amigo y alumno. Tiger Woods había estrellado su coche en las afueras de Los Ángeles. Era temprano, iba solo, por una zona residencial. A estas horas, 23:05 de Madrid, las noticias son aún confusas.

Los bomberos pudieron sacarle. Los airbags se dispararon. Le trasladaron al hospital. A estas horas le están operando. Parece que hay fracturas graves en las piernas, según Mark Steinberg, su agente.

Tiger Woods Valderrama

No pretendo hacer una crónica. Al final, estoy a más de 13.000 kms. de allí, y de esto se ocupan otros más preparados que yo. Pero escribiendo esto se me saltan las lágrimas. ¿Por que? ¿Por qué con los mejores? ¿Por qué otra vez él? ¿Es que no tenía ya suficiente? 

Recuerdo el primer día que le vi, no por TV. Ya le había visto jugar a través de la CBS, la NBC, la TNT, de aficionado, de profesional… Sus US Amateurs, su primera victoria en Las Vegas 1996, su victoria en el Masters 1997, la Ryder 1999… Y dos meses después llegó ese día. 

Fue en Valderrama. Domingo 8 de noviembre de 1999. WGC American Express Championship. Tenía ganas de estar entre cuerdas como voluntario en un torneo de este calibre y me presenté. El coordinador de voluntarios era John Mays, el Comandante en Jefe de la RAF de Gibraltar, Socio de Alcaidesa Links Golf Course, donde yo había sido Director del Club de Golf. No dudo un instante y me destinó con una tableta para llevar las estadísticas de los jugadores por el campo. 

Para que “no se nos viera el plumero” me puso en 1er y 2º partidos de la mañana jueves y viernes y último y penúltimo partidos sábado y domingo. Y en ese penúltimo partido del domingo, estaba yo… En el tee del 1, esperando que aparecieran Tom Lehman y Mr. Tiger Woods. Iba a ser testigo de su cuarta vuelta, entre cuerdas, anotando datos en la tableta (de este experimento saldría Shotlink Stats en 2003) y viendo en primera persona lo que había visto por TV.

Les anuncian, juegan sus golpes, y salen andando. ¿Cómo? Yo había visto que saludaban a los voluntarios. ¿A nosotros no? De repente, se paran, dan media vuelta y se dirigen a nosotros. “Sorry, we forgot…. My name is Tom Lehman. My name is Tiger Woods”. 

Cuando tocó mi turno, sólo puede decir, en inglés, claro, “You do not need to introduce yourselves. My name is Alvaro Beamonte. I am PGA Professional and will carry your stats today. If you need anything just let me know”. Tiger respondió: “Great to have a Pro with us. Today will be an exciting day”. 

Y a fe que lo fue. Ver desde dentro de cuerdas a este fenómeno de la naturaleza, Ayudarle a llegar a su bola cuando se iba fuera de calle, apartando al gentío que se le echaba materialmente encima. Ver su increíble draw alto en el segundo golpe del 14, o su control de las trayectorias. Ver lo que ocurrió en el 17 y como se rehízo.

Entregó la tarjeta. Nosotros esperábamos a la puerta. Ya sabéis, te dan una bola firmada, la tablilla de resultados, o algo así. Y te dan la mano. 

Salió primero Lehman, luego Tiger. “Alvarro, thanks for your incredible help today. I told you, it would be an exciting day”. ¿Como? Se acordó de mi nombre. Este tipo, siendo lo que era y con todo lo que había pasado ese día, se acordaba de mi nombre. No era de este planeta. “My pleasure” le dije. “It has been exciting indeed”.

Me iba a dar una bola firmada y le dije “No, Mr. Woods, give it to a kid. It has been enough to watch you play today”. “That´s all right. Great man you”, me respondió, y se la lanzó a los chavales que esperaban como jauría.

Aquel hombre, uno de los deportistas ya más famosos de la Tierra se acordó del nombre de un simple profesional como yo, que lo único que hizo fue cumplir con su obligación. Brutal. 

Luego vendría todo lo demás. Eso ya lo sabéis vosotros. Y yo he sido el más privilegiado de todos porque lo he vivido cada día, cada semana, cada mes, cada año, desde 1999 hasta el domingo pasado. 21 años y dos meses retransmitiendo el PGA Tour en Vía Digital, Canal Plus y Movistar+. 

Tiger fue formando su leyenda, rompiendo moldes, abriendo puertas, rompiendo estructuras, dinamizando los Circuitos, y llevando el golf a todos los rincones del globo. Antes fueron Arnold Palmer, Jack Nicklaus y Seve Ballesteros. El tomó el relevo. 

El golf de competición es hoy lo que es por EL. Y todos sus compañeros le deben sus multimillonarios contratos y su vida de lujo, no exenta de trabajo y esfuerzo, pero de lujo. 

Hoy, este hombre esta en una camilla de quirófano siendo intervenido de múltiples fracturas en sus piernas. A sus problemas recientes de espalda se une ahora esto. No se si esto es el final de su carrera. Podría ser. Dios quiera que no, porque merece un final de carrera mejor. Pero a veces los mas Grandes no lo tienen reservado. Véase lo que sucedió con Seve y con Kobe Bryant. Al final, no dejan de ser seres humanos como los demás, especiales, pero como los demás 

Sea como sea, quedarán en mi retina aquellos golpes y aquellas reacciones. Aquel golpe con hierro 6 desde el bunker del 18 en el Bell Canadian Open 2000 en Glenn Abbey, aquellos golpes en Valhalla PGA 2000, los putts embocados en el 18 de Bay Hill en el Arnold Palmer. La lucha titánica y la victoria medio cojo en US Open 2008 Torrey Pines. El chip embocado en el Masters 2005 en el hoyo 16. O el “better than most” en el 17 de TPC Sawgrass en The Players 2001. 

Pero por encima de todo me quedará el recuerdo de aquel 8 de noviembre de 1999 en Valderrama, y aquel “ Thanks Alvarro”.

No necesitaba una bola o un autógrafo. Me lo había dado todo. 

GOOD LUCK TIGER.

 

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