Sin embargo, Rahm tropezó en la recta final en el Liberty National, y apenas 13 días después, el título de jugador del año está muy debatido con Patrick Cantlay cuyo impulso final en East Lake le coloca dentro de la carrera por la distinción.
¿El final de Cantlay en los playoffs, junto con sus victorias en el Memorial en junio y en Zozo el pasado otoño, es suficiente para obtener el premio? ¿El trabajo de Rahm, resaltado por una gran victoria en el U.S. Open, le da los honores? ¿Cuánto se debería penalizar a Collin Morikawa por una postemporada difícil? ¿Hay algún caso viable para alguien más? Estas son las preguntas que se han de responder antes de otorgar el galardón.
Si nos atenemos a las estadísticas no hay discusión. Rahm lideró el circuito en golpes ganados y en el promedio de puntuación. Esto significa, independientemente de cualquier otra cuestión, que fue el mejor golfista de la temporada. Y además ganó un grande. Es verdad que Patrick Cantlay se impuso en la FedEx Cup, ¿Sería comparable a ganar un grande?
Rahm tampoco ganó otro torneo después del Abierto de Estados Unidos, pero empató con Kevin Na la mejor puntuación en 72 hoyos en el Tour Championship, habría ganado el Memorial Tournament si no fuera porque un test de COVID positivo le obligó a retirarse a falta de 18 hoyos con una ventaja de seis golpes. Un torneo que, por cierto, ganó Patrick Cantlay allanando su camino a los Play Off de la FedEx Cup. El vasco firmó 15 top-10s cuando nadie más tenía ni siquiera 10.
Los defensores del estadounidense argumentaran el precedente establecido cuando un campeón de la FedEx Cup sin Major, Rory McIlroy, venció a Brooks Koepka en 2019.
Suele haber muy buenos debates cuando se trata de elegir al deportista del año en cualquier especialidad. Sin caer en el patriotismo chauvinista, pregúntate a ti mismo: ¿Quién ha sido el mejor jugador de este año? Todos sabemos la respuesta.
