28 de marzo de 2024

El miedo a perderse algo

Tengo que reconocerlo, hay una web de la que soy un auténtico fan por los artículos tan ¨lógicos¨ que cuelgan. Sí habéis entendido bien, he dicho la palabra ¨lógica¨ que tan denostada está últimamente.

Esa página, que me enseña cada mes el número de rondas de golf que se venden en Estados Unidos, es la misma que dice que, comparativamente respecto a 2012, han bajado un 4,9 % pero que, realmente, se atisba una ligera recuperación ya que el ¨Tiempo-Clima¨ ha influido muy negativamente ya que han disminuido en veintitrés el número de días para poder jugar. Sin embargo, si nos centramos en el número de rondas jugadas por día abierto, es superior en 2013.

Esa página también me cuenta que, desde 2008, el número de clubes privados ha disminuido en 400.

Uno de los comentarios más ¨lógicos¨ que me encuentro es ¨Market Challenged¨ que, para que todos lo entendamos, tendría como traducción simple que uno de los mejores indicadores para que un campo de golf pueda ser viable son los “ingresos por casa” en la proximidad del campo.

Un campo de golf en mitad de la nada a cien kilómetros de cualquier núcleo de población relativamente fuerte tendrá más dificultades para ser viable que uno con un poder adquisitivo de los ciudadanos superior.

Esa página me da un dato bastante significativo: los clubes de socios han perdido 1,9 millones de miembros y ofrece como solución trabajar activamente en enganchar a la mujer y a los hijos para que vean viable seguir como socios de un club.

Lo más preocupante que me dice esta página es que, ahora mismo, en el mundo del golf, hay una generación perdida, la que va de los 18 a los 34 años. Esta generación ha disminuido en los últimos 20 años un 30% y no le importa, ni lo más mínimo, el golf tradicional. Cree que los intereses del golf profesional son totalmente distintos al golf recreacional, además, es la generación de las nuevas tecnologías, de las redes sociales, del Wi-Fi y ve en el golf un deporte totalmente anclado a nivel tecnológico.

Esta generación acusa el Síndrome FOMO (fear of missing out, el miedo a perderse algo). Cuando ven a sus amigos twitear que están jugando al golf, sienten como si se estuvieran perdiendo algo e instantáneamente lo quieren hacer

¿Estamos entendiendo a esta generación los campos de golf?

Siempre pensamos en el ritmo de juego. Si es lento, si es eterno, si yo haría o dejaría de hacer. Me encanta la frase de Greg Nathan ¨Si no aumentamos la demanda de golf de forma urgente, el ritmo de juego no será un problema.¨

En fin, cada día que pasa me doy más cuenta de que sé menos de este negocio, cosa de la cual me alegro porque eso significa que sigo teniendo inquietud por aprender y no decir la fatídica frase que odio ¨A mi no me vas a enseñar nada, llevo 20 años en esto del golf.¨

Sin embargo, veo cada vez mas similares los problemas de nuestros amigos al otro lado del charco. Es más, creo que tenemos los mismos problemas solo que ellos son capaces de verlos y actuar mucho antes que nosotros. Habitualmente, decimos que no se pueden comparar las industrias pero mi pregunta es:

 ¿Por qué no podemos fijarnos en ellos y ver lo que hacen?

 

PS: Por cierto la página web tan lógica es www.ngf.com y solo busco trasladar una inquietud, cada vez más preocupante, por si alguien más la tuviera. Espero que sí.

@abeljgolf

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5 comentarios en «El miedo a perderse algo»

  1. Me ha encantado tu artículo. Cuanta lógica y ocupación positiva. Estoy de acuerdo y lo resumiría como siempre estar dispuesto a aprender, a escuchar y tener ganas de hacer cosas con un estudio planificado de como llevar a cabo la solución a cada problema.
    Gracias Abel, un saludo desde Golf Ramón Sota.

    Gabriel Sota
    gabrisota@hotmail.com

    Pd. Doy fe que en Cantabria, son 23 o más los días al año que han disminuido para poder jugar al golf.

  2. Me alegro de tus inquietudes, amigo Abel. En España llevamos perdidas muchas generaciones de golfistas. Llevamos muchos años esperando que los clientes lleguen a nuestros clubs. Pocos hacen algo para captar nuevos jugadores. Seguimos haciendo las cosas mal.
    La Federación lleva «a los colegios» , «a las playas»el Golf. Error, hay que llevar a los niños al campo de Golf.
    Todos los campos, privados, publicos, comerciales, deben de trabajar con miras al futuro. Niño que sepa «moverse» en un campo de Golf, llevará a sus padres y estos, a sus amigos.
    Los niños con el tiempo cabiarán la percepción de la sociedad con respectoal Golf.
    En definitiva, hay trabajar mucho hoy para recoger los frutos en unos años. No esperen que esto cambie en dos días y menos sin currarselo.

  3. Estimado Abel,

    Creo que tienes toda la razón. El golf es un deporte ya de por sí complicado de fomentar (sobre todo por su lenta curva de aprendizaje) como para ponerle trabas manteniendo tradiciones inamovibles que satisfacen a un segmento de jugadores, pero que no atraen a las nuevas generaciones; y más aún, no sólo se mantienen ciertas tradiciones inamovibles, sino que existe una fuerte resistencia a la aplicación de nuevos formatos o nuevas tecnologías que son compatibles con todas esas tradiciones. Estas dificultades se acentúan especialmente en España, donde el golf sigue acompañado (aunque en menor medida que hace unos años) de aquella vieja lacra de tinte social elitista que nada tiene que ver con ningún deporte, y que por supuesto no es inherente al golf en sí, como lo demuestra su penetración en todos los segmentos de la sociedad en países como EE.UU, UK, Irlanda, y muchos otros. El mercado del golf es y será lo que los principales jugadores del mercado quieran que sea (federaciones, clubes y escuelas comerciales y clubes y escuelas privadas). Estos «jugadores del mercado» con sus acciones y políticas son los que determinan el devenir del desarrollo o por el contrario contracción de la práctica de este deporte (y en general de cualquier otro).
    Al respecto, dos frases muy sabidas de directa aplicación:
    – Sin arriesgar es muy difícil ganar.
    – Es imposible cambiar los resultados actuando siempre de la misma forma.

    Un abrazo y enhorabuena por tu artículo.

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