Visto desde el tee, este par 4 de 384 metros, no parece muy difícil, no se deje engañar. La parte izquierda de la calle no es nada recomendable. Desde allí el acceso al green es prácticamente imposible.
Esta maravilla de campo muestra toda su fiereza en los segundo nueve hoyos. El catorce no es una excepción. El golpe a green debe ser preciso, alto y orientado al fade es la única posibilidad de alcanzar el green. Un green que cae ligeramente cuesta abajo desde el fondo.
Quizá no sea el más conocido de la península de Monterey donde ha de convivir con joyas como Pebble Beach o Cypress Point, mas no tiene nada que envidiarles. Eso debió pensar MacKenzie quien disfrutó de sus vistas los últimos años de su vida.
Foto Cortesía: Pasatiempo.com
