Scottie Scheffler trabajó más duro de lo que imaginaba y obtuvo el resultado que todos esperaban el domingo en el PGA Championship.
Un paseo de lo más agradable hasta el green del hoyo 18 con otro gran título asegurado en manos del jugador número 1 del golf.
Scheffler estuvo impecable cuando tuvo que estarlo en los últimos nueve hoyos del Quail Hollow Club, dejando los errores a Jon Rahm y a todos los demás que intentaron alcanzarle en un último día que se volvió tenso hasta que Scheffler se alejó con una dieta constante de calles y greenes.
Cerró con un bogey que podía permitirse para un 71, lo que le dio la victoria por cinco golpes y su tercer gran título. Scheffler se convirtió en el primer jugador desde Seve Ballesteros en ganar sus tres primeros majors por tres golpes o más.
¿Un sin sangre? Ni de lejos. Eso quedó claro cuando Scheffler levantó los brazos en el green del hoyo 18 y luego golpeó ferozmente su gorra contra el césped, una marca de emoción rara vez vista por la estrella tejana de 28 años.
Scheffler llevaba cinco golpes de ventaja al llegar al último hoyo cuando ganó su primera chaqueta verde del Masters de 2022. Tenía cuatro golpes de ventaja cuando ganó en Augusta National el año pasado. Y tenía una ventaja de seis golpes en Quail Hollow.
Pero esto no parecía un paseo por el parque.
Tenía una ventaja de cinco golpes desde el tee del hoyo seis. Pero con un swing tembloroso que le llevó a dos bogeys, y con Rahm haciendo tres birdies en un tramo de cuatro hoyos antes de los nueve segundos, estaban empatados cuando Scheffler llegó al tee del diez.
Parecía un duelo hasta el final, con Bryson DeChambeau haciendo todo lo posible para meterse en la pelea. Bajo la mayor presión que sintió en todo el día, Scheffler no falló ni un golpe desde el tee ni desde la calle hasta que su ventaja volvió a ser de cuatro golpes.
La sorpresa fue que Scheffler fue incapaz de encontrar su swing. Sólo cogió dos callesen los primeros nueve hoyos. No pudo convertir birdies en el par 5 del hoyo 7 ni en el alcanzable par 4 del hoyo 8. En ocho de sus nueve hoyos, falló por la izquierda. Y estaba empatado con Rahm.
Pero parte de la grandeza de Scheffler radica en su capacidad para desgastar a sus competidores, como hizo en el Masters en dos ocasiones.
Jon Rahm terminó siete golpes por detrás, pero el dos veces campeón de un Major era la única amenaza seria. Sus posibilidades empezaron a desvanecerse cuando no logró birdie en los hoyos 14 y 15, los dos hoyos más fáciles de los últimos nueve hoyos y las últimas buenas oportunidades de puntuación.
Su madera 3 en el alcanzable par 4 del hoyo 14 estuvo a un metro de ser perfecta, pero se fue al búnker. Su putt de dos metros para birdie no tuvo ninguna oportunidad.
Hizo un drive de 345 yardas en el par 5 del hoyo 15 y su hierro 4 se fue justo por detrás. Rahm tiró el putt con demasiada fuerza y rodó algo más de tres metros. Falló el putt para birdie y se desató la locura.
Rahm hizo bogey en el hoyo 16 cuando pasó del rough al búnker. Al tener que enfrentarse a una peligrosa bandera en el par 3 del hoyo 17, saltó por encima del soleado green y cayó al agua, lo que le supuso un doble bogey. Y su último golpe de salida se fue a la izquierda de la orilla cubierta de hierba y al arroyo para otro doble bogey.
Todo ese trabajo para remontar una desventaja de cinco golpes al comienzo del día y Rahm cerró con un 73 para empatar el octavo puesto.
«Sí, los últimos tres hoyos, es una píldora difícil de tragar ahora mismo», dijo Rahm.
Bryson DeChambau hizo birdies en los hoyos 14 y 15 para situarse a dos golpes, pero no volvió a tener otra buena oportunidad de birdie y hizo bogey en el 18 para un 70. Empató en segunda posición con Harris English (65) y Davis Riley, que se sobrepuso a un triple bogey en el hoyo 7 para jugar sin bogeys el resto del recorrido y salvar un 72.
J.T. Poston, el nativo de Carolina del Norte que también coqueteó con una oportunidad, hizo bogey en los dos últimos hoyos para un 73 y empatar en el quinto puesto.
