Keegan Bradley pasó de ser un manojo de nervios a la espera de saber si avanzaría en la postemporada del PGA TOUR a una jornada dichosa de birdies en aire kilométrico el jueves que le llevó a un 6-bajo 66 y al liderato del BMW Championship.
Bradley, el recién nombrado capitán de EE.UU. en la Ryder Cup, fue el último hombre en entrar en el campo de 50 hombres en Castle Pines Golf Club y tuvo que sudar la gota gorda el domingo. Estaba en su habitación de hotel con la televisión encendida, la clasificación de la FedExCup en otra pantalla y su teléfono zumbando.
«Una de las tardes más duras de mi carrera en el PGA TOUR», dijo Bradley. «Ha sido realmente brutal. Es un alivio estar aquí. Hoy me he sentido mucho más tranquilo. Pero he jugado muy, muy bien».
Lo demostró en un campo que podía castigar sin previo aviso. Bradley falló sólo dos calles y dos greenes, aprovechó los pares 5 y lo hizo parecer relativamente fácil en este campo de 8.130 yardas, el más largo de la historia del PGA Tour.
Hideki Matsuyama, el ganador en el primer desempate la semana pasada, estaba con 5 bajo par en medio de la calle 18 cuando la ronda de apertura se suspendió por la caída de un rayo en la zona, algo habitual durante los días de The International at Castle Pines.
Rory McIlroy estaba asentándose sobre un putt de par de 6 metros en el 18 cuando oyó la bocina para detener el juego, sonrió y marcó su bola. Era probable que tuviera que esperar tres horas para embocar el putt.
Adam Scott, uno de los dos jugadores que estuvieron en Castle Pines durante sus dos décadas en el PGA Tour, embocó un largo putt salvador de par en el 18 para un 68 y se le unieron Sungjae Im, Alex Noren y Corey Conners.
El doble ganador de un Major, Xander Schauffele, abrió con 69 y jugó junto a Scottie Scheffler, que se recuperó de unas leves molestias en la espalda y logró 71 golpes. Scheffler tiene asegurado ser el cabeza de serie número 1 en el TOUR Championship la próxima semana a menos que Schauffele gane.