29 de abril de 2024

La sobrina de Tiger Woods, primera líder en Madrid

La sobrina de Tiger Woods, primera líder en Madrid

Woods lidera el Open. El titular soñado, las cuatro palabras más anheladas por medio mundo, concentrado en la evolución de todo lo que pasa en Muirfield, la catedral de The Open… Y resulta que se ha gestado en Madrid, en el Open de España Femenino, el otro Open, el otro Woods, coincidencias golfísticas y familiares extraordinarias, al mismo tiempo pero a miles de kilómetros de distancia, gozo para magos y quiromantes que han constatado cómo Cheyenne Woods, sobrina del mismísimo Tiger Woods, se ha alzado a lo más alto de la clasificación del Open (de España Femenino), el otro Open.

Golf Confidencial . Justo en el momento en el que su celebérrimo tío se disponía a dar el primer golpe en Muirfield, su sobrina, sonriente y radiante por los cuatro costados, concluyó una vuelta para quitarse el sombrero, 64 golpes, 8 bajo par que obligaron a consultar someramente los anales de esta otra catedral del golf, el Club de Campo Villa de Madrid, grandioso y majestuoso donde los haya, lugar de repetidas glorias donde ilustres con mayúsculas como Severiano Ballesteros, Eduardo Romero o Ignacio Garrido sellaron 63 golpes sobre sus verdes costuras en el pasado.

A Cheyenne Woods, sin embargo, nada ni nadie le quita la sensación de felicidad plena que transmitía nada más entregar tan fabulosa tarjeta, que le permite aventajar en dos golpes a la española Tania Elósegui, segunda en 2009 y 2011, todo lo que huele a Open de España Femenino le sienta de maravilla, y en tres a la sudafricana Lee-Anne Pace, podio momentáneo de un torneo que, a las primeras de cambio, ya ha puesto de manifiesto que el espectáculo y la incertidumbre son parte de su razón de ser.

Prácticamente novata, menos de un año de tarjeta profesional adquirida de forma condicionada en la última Escuela de Clasificación, la estadounidense Cheyenne Woods se ha venido a hacer ‘Las Europas’ en busca de una gloria que momentáneamente ha adquirido en Madrid.

Recorrido de libro, birdie, birdie y par para empezar, otros dos aciertos en la primera vuelta y otros cinco en la segunda, sólo un bogey en el hoyo 15 impidió que alcanzase la perfección. Su cerebro, de inmediato, le retrotrajo a su Arizona natal –“estoy acostumbrada al calor, me siento como en casa, y este campo además me parece fantástico” – y a esa Universidad de Wake Forest donde realizó con éxito sus primeros pinitos golfísticos, esos que le catapultaron hacia el Equipo All America en un par de ocasiones.

El Circuito Europeo Profesional, sin embargo, es otra cosa. Y es que a pesar de su deslumbrante comienzo, la sonriente Cheyenne Woods sabe que esto no ha hecho sino comenzar. Porque a sus espaldas, a la espera del más mínimo descuido, se encuentran jugadoras que ya saben lo difícil que es ganar en el Ladies European Tour.

Tania Elósegui es un ejemplo, recorrido de características grandilocuentes plasmado en una tarjeta de 6 bajo par sin error alguno, inmaculada, ajena a los bogeys, que le generó un brillo de satisfacción en sus ojos al término de la jornada: “Todo ha salido bien, he vuelto a sentir el golf”. Y por detrás, una tropa repleta de galones, con Lee-Anne Pace también al acecho. O su compatriota estadounidense Beth Allen, con una nómina de triunfos para quitar el hipo.

Entre La Armada, y al margen de la deslumbrante Tania Elósegui, buenas sensaciones procedentes de Carmen Alonso y Marta Silva, dos jóvenes valores dispuestas asimismo a comerse el mundo, todo ello mientras Carlota Ciganda, resignada, con 2 sobre par (“no ha sido mi día, he aprochado y pateado bien pero no he encontrado las calles”) medita la estrategia para recuperar posiciones.

Y todo ello al mismo tiempo que, a centenares de kilómetros de distancia, Tiger colocaba la bola en el tee de salida del hoyo 1 en Muirfield. Woods y Woods. The Open y el Open (de España Femenino). Conexión familiar. Conexión golfística. De las grandes, grandes.

Woods lidera el Open. El titular soñado, las cuatro palabras más anheladas por medio mundo, concentrado en la evolución de todo lo que pasa en Muirfield, la catedral de The Open, y resulta que se ha gestado en Madrid, en el Open de España Femenino, el otro Open, el otro Woods, coincidencias golfísticas y familiares extraordinarias, al mismo tiempo pero a miles de kilómetros de distancia, gozo para magos y quiromantes que han constatado cómo Cheyenne Woods, sobrina del mismísimo Tiger Woods, se ha alzado a lo más alto de la clasificación del Open (de España Femenino), el otro Open.
Justo en el momento en el que su celebérrimo tío se disponía a dar el primer golpe en Muirfield, su sobrina, sonriente y radiante por los cuatro costados, concluía una vuelta para quitarse el sombrero, 64 golpes, 8 bajo par que obligaron a consultar someramente los anales de esta otra catedral del golf, el Club de Campo Villa de Madrid, grandioso y majestuoso donde los haya, lugar de repetidas glorias donde ilustres con mayúsculas como Severiano Ballesteros, Eduardo Romero o Ignacio Garrido sellaron 63 golpes sobre sus verdes costuras en el pasado.
A Cheyenne Woods, sin embargo, nada ni nadie le quita la sensación de felicidad plena que transmitía nada más entregar tan fabulosa tarjeta, que le permite aventajar en dos golpes a la española Tania Elósegui –segunda en 2009 y 2011, todo lo que huele a Open de España Femenino le sienta de maravilla–, y en tres a la sudafricana Lee-Anne Pace, podio momentáneo de un torneo que, a las primeras de cambio, ya ha puesto de manifiesto que el espectáculo y la incertidumbre son parte de su razón de ser.
Prácticamente novata, menos de un año de tarjeta profesional adquirida de forma condicionada en la última Escuela de Clasificación, la estadounidense Cheyenne Woods se ha venido a hacer ‘Las Europas’ en busca de una gloria que momentáneamente ha adquirido en Madrid.
Recorrido de libro, birdie, birdie y par para empezar, otros dos aciertos en la primera vuelta y otros cinco en la segunda, sólo un bogey en el hoyo 15 impidió que alcanzase la perfección. Su cerebro, de inmediato, le retrotrajo a su Arizona natal –“estoy acostumbrada al calor, me siento como en casa, y este campo además me parece fantástico” – y a esa Universidad de Wake Forest donde realizó con éxito sus primeros pinitos golfísticos, esos que le catapultaron hacia el Equipo All America en un par de ocasiones.
El Circuito Europeo Profesional, sin embargo, es otra cosa. Y es que a pesar de su deslumbrante comienzo, la sonriente Cheyenne Woods sabe que esto no ha hecho sino comenzar. Porque a sus espaldas, a la espera del más mínimo descuido, se encuentran jugadoras que ya saben lo difícil que es ganar en el Ladies European Tour.
Tania Elósegui es un ejemplo, recorrido de características grandilocuentes plasmado en una tarjeta de 6 bajo par sin error alguno, inmaculada, ajena a los bogeys, que le generó un brillo de satisfacción en sus ojos al término de la jornada: “Todo ha salido bien, he vuelto a sentir el golf”, resumió.
Y por detrás, una tropa repleta de galones, con Lee-Anne Pace también al acecho. O su compatriota estadounidense Beth Allen, con una nómina de triunfos para quitar el hipo.
Entre la ‘armada española’, y al margen de la deslumbrante Tania Elósegui, buenas sensaciones procedentes de Carmen Alonso y Marta Silva, dos jóvenes valores dispuestas asimismo a comerse el mundo, todo ello mientras Carlota Ciganda, resignada, con 2 sobre par –“no ha sido mi día, he aprochado y pateado bien pero no he encontrado las calles”– medita la estrategia para recuperar posiciones.
Y todo ello al mismo tiempo que, a centenares de kilómetros de distancia, Tiger colocaba la bola en el tee de salida del hoyo 1 en Muirfield. Woods y Woods. The Open y el Open (de España Femenino). Conexión familiar. Conexión golfística. De las grandes, grandes.

 

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